He escuchado que la vida se pasa en un abrir y cerrar de ojos, que los momentos más significativos duran mucho menos de un segundo y que en la vastedad del universo los segundos y el tiempo no existen. Pues, lo único que en verdad está es el presente que cuando llegó en ese mismo momento ya se fue.

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Mientras observo el océano que ahora, a diferencia de la mayoría de veces que lo observo; no pinta un azul turquesa ni un azul índigo, hoy el azul del mar tiene un tono único en mi presente, pues en realidad es un regalo poder estar aquí. Estoy sentado en la proa de la embarcación Galápagos Sky con dirección a la Isla de Wolf en un lugar que mi exploración e investigación por los mares de México, ahora me trajo aquí, a Ecuador. Todos siempre mencionan a Darwin; de una u otra manera él inspiró a millones a hacer lo que hoy también hago yo. Y así como yo, millones han explorado estas islas; qué sentido tiene venir aquí si ya muchísimos lo conocen, acaso esto sólo me convierte en un turista más que visita estas islas, así como muchos de mis amigos que se llaman exploradores pero en verdad solo están repitiendo lo ya conocido, mis amigos biólogos que vienen a estudiar lo ya estudiado, en dónde está ese espacio para en verdad generar conocimiento, dejar algo nuevo en este mundo donde ya todo parece estar pisado.

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Sin duda, estar aquí sigue siendo una bendición, capaz que me convierto en otro disco duro humano que guarde esta información para así en el futuro poder compartirla con alguien más o simplemente haber gozado tener un disco duro nuevo lleno de material en el cajón.

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Cría de Lobo Marino  - Alonso I. Rodríguez de la Parra

Aunque, me hubiera encantado, no gozo de las capacidades ni estudios para generar ciencia; no tengo una carrera en biología ni en ninguna otra ciencia, tengo un don que posiblemente me inventé yo mismo porque no me atrevo a decir que soy bueno en ello, pero me atrevo a escribir, me atrevo a cuestionar los mismos pensamientos que yo creo firmemente que son verdad y encuentro en mis verdades siempre un poco de falsedad, pues al final mi opinión es mía,  y aunque la comparta con muchos, para otros muchos estaré completamente equivocado.

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Sé que estas aguas están llenas de vida y aunque sentado aquí, en la proa, no puedo ver qué es lo que esta debajo del manto azul de esta energía enorme que llamamos océano, lo que sé es porque lo leí, porque lo vi en un video en las redes sociales, o en algún momento de pequeño pude ver en un documental, como a través de las historias de otros, pienso que conozco todo lo que hay, que lo que aún no he visto con mis propios ojos se podrían convertir en palabras para defender un debate sobre lo que habita en estas aguas. Los humanos somos muy simples, basta con escuchar las palabras o ver las imágenes de otros para creer y contar las historias como si fueran nuestras. Es por eso que vengo aquí, quiero presenciar con mi propia mirada los cuentos y relatos que otros llevan.

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Tiburón Martillo en Wolf - Alonso I. Rodríguez de la Parra

Como ya lo he escuchado de otros me atrevo a decir que las aguas están repletas de tiburones, entre ellos los famosos martillos, el emblemático tiburón Galápagos y posiblemente un par de tiburones ballena también están merodeando entre estas aguas azules que aún no logro describir, pues cuando creo que ya sé qué azul es el que veo me doy cuenta que en realidad es el cielo con el sol reflejado en estas aguas, que las nubes y los diferentes pájaros que vuelan hacen que este azul esté en constante cambio, cuando creo que puedo describir el azul, este ya cambió; solo existió en esa pizca de presente que pude ver y ahora convertir en una historia más.

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Han pasado segundos y apenas una ola se levanta cuando la de enfrente ya se aplanó, pensamientos me distraen y puedo asegurar que podría ver toda mi vida pasar en unos pocos segundos mientras observo el mar. Que en un pestañeo y con ese primer rayo de luz que llega a mi pupila, toda la teoría de la evolución se realizó y en un chasqueo de dedos sea quién sea que se invento todo este mundo pudo ver lo simple en lo complejo y crear todo este caos perfecto.

Compañeros de mi primer visita a Galápagos (2023) - Jorge Cervéra

En mi siguiente pestañeo he decidido no abrir lo ojos de nuevo, me doy cuenta del único lugar que nadie más que yo va a poder explorar. Entrar en mi cabeza es uno de los lugares más aterradores, pues está llena de puertas que he cerrado y que no quiero entrar, teniendo nuestra cabeza tan cerca aún es un lugar que para llegar se necesita viajar por un camino largo de aprendizaje y que, aunque creamos que nos conocemos, requiere de un esfuerzo enorme en verdad verte como eres, con lo bueno, con lo malo, con lo cierto y lo incierto. Verte como eres o como piensas que eres, destruir tu propia imagen para darte cuenta que al final puede que sólo seas lo que pienses pero al mismo tiempo no lo seas.

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A veces, es más fácil dejar que otros te describan aunque se equivoquen y aceptarlo a crear una imagen honesta de ti mismo. Pues somos como nos vemos, somos como nos ven y somos como no nos ven. Simplemente somos.