México ante el 30×30: a cinco años de 2030, ¿una promesa o una realidad en pie?
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En 2022, México se sumó al Marco Global de Biodiversidad Kunming‑Montreal, comprometiéndose a proteger al menos el 30 % de sus océanos para 2030, como parte del ambicioso objetivo 30×30. En cinco años, esa meta está al alcance, pero surgen preguntas urgentes: ¿estamos protegiendo realmente nuestros mares o solo firmando objetivos ambiciosos en papel?
En 2025, el compromiso global conocido como 30x30 marca un plazo crucial: proteger el 30% de los océanos y territorios del planeta para el año 2030. México firmó este acuerdo como parte de su estrategia para conservar su extraordinaria biodiversidad marina, que abarca desde el Mar de Cortés hasta el Caribe. Sin embargo, a solo cinco años de la meta, surgen preguntas incómodas: ¿lo que está protegido en el papel se refleja realmente en el mar?
Las cifras oficiales hablan de áreas naturales marinas decretadas como protegidas, pero muchas de ellas carecen de vigilancia, financiamiento o planes de manejo efectivos. La pesca ilegal, el turismo descontrolado y el impacto del cambio climático siguen amenazando especies icónicas como las mantarrayas, tiburones y corales que hacen de México un hotspot de biodiversidad mundial.
El estado actual
México cuenta con 37 Áreas Marinas Protegidas (AMPs) que abarcan más de 69 millones de hectáreas, equivalente a alrededor del 25 % de su territorio marino. Sin embargo, solo cerca del 3 % de estas zonas tiene protección “no‑take”, es decir, libre de toda actividad extractiva.
Aunque las cifras superan metas anteriores como el 10 % del Convenio de Aichi, expertos alertan que muchas de estas áreas carecen de vigilancia, financiamiento y planes de manejo efectivos, lo que compromete su funcionalidad real. Se estima que casi la mitad de las Áreas Naturales Protegidas federales —terrestres y marinas— no cuentan con planes de manejo operativos.

Ejemplos de éxito y retos
Revillagigedo
El Parque Nacional Revillagigedo, decretado en 2017, es la reserva marina más grande de América del Norte. Su prohibición de pesca industrial ha permitido la recuperación de especies emblemáticas sin afectar significativamente la economía pesquera.
Cabo Pulmo
Desde que la comunidad prohibió la pesca en 1995, la biomasa de peces ha aumentado en más de 400 %, posicionando a Cabo Pulmo como modelo de conservación participativa.
Islas Marías
Convertidas en reserva no‑take en 2021, estas islas son un ejemplo reciente de protección estricta que busca equilibrar biodiversidad y turismo sostenible.
Voces de las comunidades
Las Guardianas del Conchalito (La Paz, BCS)
Este grupo de mujeres transformó un estero degradado en un ejemplo de restauración. Con vigilancia comunitaria y limpieza manual, recuperaron el manglar y crearon un modelo de turismo y cultivo de ostiones sostenible.
“El cambio fue por necesidad… nos organizábamos para poder trabajar y comer.”
Pescadores de Celestún (Yucatán)
En 2019 establecieron un refugio pesquero voluntario para permitir la recuperación de especies clave.
“Reconocimos que la conservación traería beneficios a largo plazo”, comenta Josué Canul, ex pescador furtivo que ahora protege la zona.
El desafío real
Planes de manejo ineficaces: más de 100 áreas carecen de ellos.
Pesca ilegal y turismo sin control: continúan en zonas que en papel deberían estar resguardadas.
Falta de presupuesto y vigilancia: comunidades deben suplir con esfuerzos propios lo que el Estado no cubre.
Preguntas que invitan a reflexionar
¿Es suficiente incrementar las cifras de protección si muchas áreas existen solo en papel?
¿Cómo garantizar la participación real de comunidades costeras y su beneficio económico?
¿Qué mecanismos de transparencia y financiamiento deben exigirse para que el 30×30 sea una realidad?

Conclusión
México ha avanzado en la declaración de áreas marinas protegidas, pero el reto ahora es garantizar su efectividad. El 2030 está cada vez más cerca: convertir las cifras en acción real es la clave para proteger uno de los patrimonios más valiosos del país y del planeta.
¿Es suficiente lo que estamos haciendo?
Expertos en conservación señalan que sin acciones claras y participación ciudadana, el 30x30 podría quedarse como una promesa incumplida. Es necesario no solo crear reservas, sino asegurar que funcionen, involucrar a comunidades costeras, fortalecer la ciencia y garantizar que la protección sea más que una línea en un mapa.
Cada área protegida que defendemos es un paso hacia un México con mares vivos y comunidades que dependen de ellos para su futuro. Pero para lograrlo necesitamos más que acuerdos en papel: necesitamos acción, vigilancia y tu apoyo.
Dona hoy y ayúdanos a seguir protegiendo los océanos de México. Tu contribución se convierte en ciencia, educación y protección real para las especies y comunidades que lo habitan.
Fuentes
Historia de un barrio de pescadores moribundo de La Paz y de las mujeres que lo resucitaron — El País
How Mexico’s Fishing Refuges Are Fighting Back Against Poaching — Wired
Meet the Women Fighting to Protect Sharks in Mexico’s Sea of Cortez — Vogue
Reportes de Oceana México y COBI sobre efectividad de AMPs
Evaluaciones de Áreas Marinas Protegidas (Revillagigedo, Cabo Pulmo, Islas Marías)
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